Son varias las espadas que el Libertador Simón Bolívar dejó «oficialmente» como legado, tanto dentro de sus pertenencias perdidas que aparecieron algunos años después de su muerte, como las que regaló a sus conocidos, muchas de ellas usadas en batalla y que forman una parte importante de la memoria histórica de los países que alguna vez conformaron la República de Colombia.
Desde la década de 1930 uno de sus sables de batalla se encontraba en el Museo Quinta del Libertador en la ciudad de Bogotá, la espada conservada en una urna de vidrio representó un invaluable legado histórico de los tiempos de la independencia y el posterior gobierno de Bolívar en la capital neogranadina.
El 17 de enero de 1974, un grupo comando del movimiento terrorista de izquierda conocido como M-19 ingresó al museo y robó, entre otras cosas, la valiosa espada del Libertador, generando toda una campaña de rechazo en toda Colombia y una protesta del gobierno venezolano por el hecho. Fueron cuatro los guerrilleros que entraron a la Quinta golpeando a los vigilantes para posteriormente romper el candado de la habitación de Manuelita Sáenz para robar la espada.
Álvaro Fayad alias «El turco» encargado de la operación, rompió la urna donde estaba la espada y la tomó, mientras los otros tres guerrilleros vandalizaron las paredes del museo rayando por todas partes las letras «M-19».
Según reseña Manuel Francisco Carreño en un artículo para el Ministerio de Cultura de Colombia, el robo respondió a un intento de la guerrilla marxista de unificar a los movimientos de izquierda bajo un solo símbolo: «el bolivarianismo», una mezcla anacrónica y contradictoria de pensamientos de Bolívar metidos en una licuadora con el comunismo soviético y la corriente marxista de China y Cuba.
LA RUTA DE LA ESPADA ROBADA
Fueron 17 largos años los que la espada de Bolívar permaneció perdida, mientras que las autoridades realizaron operativos, campañas de «Se busca», y recompensas para quien diera con el paradero, pero por la afinidad con el terrorismo marxista que siempre ha caracterizado a algunos poetas e intelectuales, el arma del Libertador fue a parar a la casa del poeta Luis Vidales, así como la de otros artistas y connotados intelectuales colombianos. Según reseñó el diario El Tiempo, pasó por un apartamento en el barrio Santa Bárbara y una finca en las afueras de Bogotá, todos lugares de artistas o poetas colombianos, hasta que finalmente fue sacada del país y llevada a Cuba a mediados de los 80s.
¿Cómo salió la espada de Colombia y cómo volvió? lógicamente de la única manera en que han salido cargamentos de armas y droga desde que existe el régimen comunista de Cuba, en una valija diplomática cubana, esta vez de manos del embajador en Colombia Fernando Ravelo.
En 1986 nace la orden de los guardianes de la espada, título simbólico que se le dio a aquellas personas que simpatizaban con la causa del M-19, donde se incluyen el dictador Fidel Castro, Ómar Torrijos, y las madres de la Plaza de Mayo de la Argentina. Durante todos estos años la espada de Bolívar adquirió una fama importante para colombianos y venezolanos que no conocían de su existencia antes.
EN LAS MANOS DE PABLO ESCOBAR
Juan Pablo Escobar, mejor conocido como Sebastián Marroquín, hijo del más conocido narcotraficante de la historia, Pablo Escobar Gaviria, aseguró en su libro Mi Padre, que el M-19 regaló la espada como un tributo al narco y al Cartel de Medellin, pero posteriormente en una nueva edición de sus memorias sobre su padre desmintió el hecho asegurando que el narco había sido engañado con una réplica del tesoro del Libertador.
Con la toma del Palacio de Justicia en 1985, empezó una violenta persecución contra el grupo insurgente por lo que se especula que le pidieron a Escobar que devolviera la espada para ser sacada de Colombia rumbo a La Habana.
EL REGRESO DE LA ESPADA
Entrando en la década de los 90s, la época más convulsionada y sangrienta de la historia moderna de Colombia, el M-19 entró en tratos con el gobierno para «desmovilizarse» y tomar una posición política en la escena colombiana. No se sabe en qué momento volvió la espada de Cuba, lo cierto es que como un gesto de «buena voluntad», el comandante guerrillero Antonio Navarro Wolff la devolvió el 31 de enero de 1991 en un acto en la Quinta de Bolívar, lugar donde había sido robada.
Después de la entrega la espada fue llevada a las bóvedas del Banco Central de Colombia o Banco de la República donde reposa hasta la fecha.
Referencias bibliográficas:
Manuel Francisco Carreño, La Espada de Los Sueños. Ministerio de Cultura de Colombia
Archivo del Diario El Espectador
Archivo del Diario El Tiempo