El 4 de febrero de 1992, un golpe internacional

En la noche del 3 de febrero de 1992, en Caracas se inician movimientos militares inusuales, no obstante, eran propios de cualquier “maniobra o práctica militar”, es decir, un ensayo que resultó en una asonada militar que pretendía derrocar al gobierno de Carlos Andrés Pérez, aprovechando su ausencia ya que se encontraba en la Conferencia de Desarrollo Económico de Davos (Suiza) y era preciso aprovechar su retorno esa misma noche, para eliminarle y así concretar el golpe que buscaba instaurar un modelo socialista a la cubana.

Blindado ligero frente al Palacio Blanco, Casa Militar.

Más allá del enfoque de la situación ocurrida durante las primeras horas del 4 de febrero, nos enfocaremos en analizar muchos de los aspectos externos que, según reflejó la prensa de esa época, conllevaron a un grupo de oficiales a alzarse contra el gobierno legítimamente constituido.

Militar asesinado durante el Golpe de Estado

Venezuela en el plano internacional gozaba de un envidiable prestigio dentro de su entorno, es decir de América Latina, por tener en ese momento, más de 30 años con un robusto sistema democrático, más allá del deterioro que lo venía mermando, no obstante nuestro país era un referente dentro del espectro Iberoamericano y occidental en general, por tener un sistema representativo y alternativo que brindaba las mínimas condiciones para denominarse democracia, aunque en la practica sea criticable cómo se llevó durante años hasta el total declive de esta.

Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno.

Para finales de 1988, Carlos Andrés Pérez resulta electo en las elecciones presidenciales, muchos pensaron que su segundo gobierno sería la prolongación del primer mandato en el cual, la estatización y la llamada “Venezuela Saudí”, volverían después de 10 años de crisis producida por el denominado viernes negro y la inoperancia y corrupción del gobierno de Lusinchi. Sin embargo, Pérez no estaría por la labor de llevar a cabo materializaciones similares a las de su primer gobierno, sino por el contrario, se rodeó de personas técnicas y sin vinculaciones políticas para encaminar la economía y el desarrollo del país, las áreas más neurálgicas del Estado la ocuparon personas con conocimientos técnicos y científicos, y otros cargos, menos importantes, ocupados por personas de su confianza dentro del partido Acción Democrática. Es así como Venezuela se movía hacia una serie de cambios y reformas profundas que si bien es cierto resultarían beneficiosas para el país, estas tocaron muchos intereses y generaron descontentos en una población que ya venía mermada de forma paulatina además de en ciertos entornos de la élite económica nacional que veía perjudicado su poder.

Carlos Andrés Pérez junto a George H. Bush en Washington.

Venezuela para el año 1989 era un país fuertemente endeudado, las malas políticas que, inclusive, implantó el propio Pérez durante su primer mandato en las que se condenó al país a una moda de endeudarse con la banca internacional, pasando por el llamado Viernes Negro en 1983 y las deudas contraídas durante el gobierno de Jaime Lusinchi además de indexarle al nuevo gobierno una devaluación del Bolívar, realizada el 4 de enero de 1989 y la suspensión de pagos, durante tres meses, de los intereses de la deuda pendientes con la banca, los cuales ascendían a 20.500 Millones de dólares americanos, hicieron replantear al nuevo gobierno una estrategia para paliar la crisis, sobretodo la de la deuda externa.

En 1990 estalla la Guerra del Golfo (Irak invade Kuwait) y Venezuela, como aliado de Estados Unidos, aumenta la producción petrolera y suple las carencias de dicho rubro en el mercado internacional, algo que desde Miraflores supieron aprovechar a fin de poder bajar la deuda con la banca norteamericana, es por ello que el 18 de diciembre de 1990, a pesar de que un año antes había estallado una insurrección popular por las medidas económicas tomadas, el gobierno de Pérez firma un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la obtención de un préstamo de 1.400 Millones de dólares americanos, entrando así, junto a otros países de la región, en el denominado “Plan Brady” el cual consistía en renegociar la deuda con los bancos privados a fin de que la deuda anual descendiera notablemente.

Crisis de la Corbeta Caldas en agosto de 1987

A lo anteriormente expuesto hay que apuntar otra razón de peso internacional y no es más que la de los límites con Colombia. El diferendo fronterizo data desde la disolución de la Gran Colombia, diversas hipótesis han sido planteadas entre ambos países para delimitar una frontera que, desde el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo en la zona, ha sido codiciada por el vecino país. A pesar de que años antes, específicamente en agosto 1987, Venezuela y Colombia estuvieron a punto de un conflicto armado por la incursión de la Corbeta Caldas en aguas territoriales venezolanas y haber sido subsanada tal situación, Colombia mantuvo el discurso de recuperación del Golfo de “Coquivacoa”, algo que entró de lleno en la campaña presidencial de 1988 y que Pérez, una vez en la presidencia, desestimó dado los lazos de profunda amistad con el presidente de Colombia César Gaviria, aunque entre la población y algunas esferas militares, la razón de fondo era un presunto origen colombiano de Carlos Andrés Pérez, lo cual ha sido desmentido en varias ocasiones.

Carlos Andrés Pérez junto a César Gaviria

No obstante, y a pesar de que las razones para dicho golpe podrían ser justificables en el plano patriótico y nacionalista, con el pasar de los años y de los acontecimientos posteriores, han surgido más hipótesis que señalan a La Habana como principal foco de origen real y tangible de esta sublevación. Carlos Andrés Pérez fue el primer mandatario venezolano en establecer relaciones con la tiranía castrista luego de que Rómulo Betancourt, con la Doctrina Betancourt, fuera el principal apoyo de Estados Unidos para imponer el bloqueo y posterior embargo a la isla, Raúl Leoni quien combatió y derrotó la invasión de Machurucuto ordenada directamente desde Cuba en 1968 además de los núcleos guerrilleros financiados por Castro, un Rafael Caldera gris en cuanto a su política hacia Cuba, al igual que el propio Pérez y sus sucesores, fue en 1989 cuando invita a Castro a su toma de posesión.

Carlos Andrés Pérez junto al dictador Fidel Castro y Felipe González

El plan de Pérez era el de encabezar a los países del 3er mundo, que Venezuela fuera el faro de los países pobres del planeta, para ello la política exterior de este gobierno se caracterizó en encabezar organismos multilaterales como el G77 y abrir relaciones con países subdesarrollados, encabezar a los No Alineados y la Internacional Socialista, algo que posiblemente le quitaría protagonismo a Cuba quien se había erigido como paladín del mundo subdesarrollado, no obstante, las pretenciones castristas sobre Venezuela son de vieja data, pero Castro, inteligentemente, aprovechó el acercamiento con Pérez para desplegar y “despertar” a su ejército que ya tenía años infiltrándose en las instituciones venezolanas, sobretodo en las Fuerzas Armadas Nacionales.

Imágenes del «Caracazo» 1989

Desde los hechos del Caracazo, del 27 y 28 de febrero de 1989, Venezuela no fue la misma, la herida causada por sublevaciones que para nada fueron espontáneas y que buscaban derrocar al gobierno de Pérez, causaron heridas y divisiones insalvables, fueron estas el factor clave de los golpistas, que aglutinados en el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, movimiento catalogado de extrema izquierda ya por 1992, comienza a insurgir para no solo derrocar al gobierno sino asesinar a Pérez a fin de instaurar una tiranía satélite de Cuba.

Hugo Chávez visita por primera vez a Fidel Castro en 1994

Hoy es más que sabido que Hugo Chávez, como uno de los cabecillas de dicha intentona, era ficha de Fidel Castro, también es sabido que personas como el Vicealmirante (r) Mario Iván Carratú Molina, quien fue Jefe de la Casa Militar durante el gobierno de Pérez, manifestó que este movimiento de extrema izquierda venía operando en el seno de las Fuerzas Armadas Nacionales desde años antes del golpe del 4 de Febrero, que incluso el DIM (Dirección de Inteligencia Militar) a pesar de las evidencias y varias denuncias no ejecutó un plan de contención para extirpar dicho movimiento, además de que varias órdenes fueron desacatadas en beneficio de intereses civiles y militares, no obstante no existió la masa crítica para efectuar un alzamiento antes de la fecha en la que sucedió, a pesar de la crisis que venía arrastrando el país, el detonante lo ejecutan los hechos de 1989 y las constantes denuncias de corrupción de la administración de Pérez, los constantes viajes al exterior y la supresión de los subsidios a ciertos rubros que generaron el descontento y propiciaron el desencadenante del golpe, además de la apertura de Venezuela hacia Cuba que fue aprovechada por Castro como una tapadera a fin de ejecutar sus planes.

El Vicealmirante Mario I. Carratú Molina, Jefe de la Casa Militar en 1992.

El 4 de febrero de 1992 marcó un antes y un después en la situación política y social de Venezuela, a pesar de que en la vida nacional ya se habían generado sublevaciones e intentonas de distintas índoles, además de golpes militares, el factor exterior que propició este movimiento y las consecuencias que a posteriori trajo para el país, lo hacen único. Intereses internos pero sobretodo externos, fueron claves en la ejecución comunicacional de estos acontecimientos, la aparición en cadena nacional de un “rendido” Teniente Coronel de la 42 Brigada Paracaidista, dio pie al nacimiento de un “mito” que a la postre marcó para siempre la historia de Venezuela.

David Figueroa Santana
David Figueroa Santana
Licenciado en Estudios Internacionales y locutor (UCV) Redactor, creador de contenido y analista en Venezuela Inmortal.

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