Las estatuas de personajes venezolanos que existen en el Perú

El proceso de la Independencia del Perú continúa desatando, incluso en nuestros días, apasionados y encendidos debates tanto en la esfera académica como en la opinión pública. Durante décadas, en el imaginario colectivo peruano, ha persistido la polémica y desalentadora noción de que la emancipación constituyó un error histórico, una percepción que, lejos de desvanecerse, cobra renovada vigencia. Torrentes de calumnias y odios irreductibles se han derramado sobre la excelsa figura del Libertador, quien, magistralmente, dominó los destinos de la naciente república peruana entre 1823 y 1826. A pesar de que, el resentimiento hacia la gesta independentista y la intervención grancolombiana sigue latente, en su momento, los peruanos no escatimaron en rendir honores a sus aliados patriotas.

Simón Bolívar, exaltado y honrado por el pueblo y el Congreso del Perú, recibió un monumento digno de su grandeza. En la entrada al Congreso peruano, también conocida como Plaza Bolívar, se alza una imponente estatua que tardó años en materializarse, hasta que finalmente, en 1859, esta majestuosa obra arribó a tierras incaicas. Con sus cuatro metros de altura, veintitrés toneladas de peso y a la vista de todos, la estatua domina con majestad la Av. Abancay, en pleno corazón del Centro de Lima, perpetuando la memoria del Libertador en la historia y el paisaje limeño.

Al mismo tiempo, en la emblemática Plaza de los Libertadores, situada en el distrito de Pueblo Libre, se erige un imponente busto del Libertador, cuya solemnidad parece custodiar el lugar. Este monumento, de amplias proporciones, fue donado en 1985 por el gobierno venezolano bajo la presidencia de Jaime Lusinchi. La pieza constituye una de las escasas réplicas de la majestuosa obra El Genio, ubicada en la Plaza Caracas, creación del célebre escultor español Victorio Macho. A la entrada de la Quinta de los Libertadores, que funciona como la sección de la Independencia del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, también se observa un busto al Libertador. No obstante, estas no son las únicas estatuas en suelo peruano que rinde tributo a un héroe venezolano. Otros insignes próceres de la Independencia también han sido inmortalizados, dejando su huella en la memoria colectiva de este hermano país.

Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, también fue honrado, siendo inmortalizado en piedra en la Plaza Sucre ubicada en el Circuito Mágico de las Aguas en Lima. El 9 de diciembre de 1924, en la pomposa celebración por el centenario de la Batalla de Ayacucho, se inauguró ceremoniosamente el Monumento a Sucre, maravillosa obra realizada por el escultor peruano David Lozano. A ese acto solemne, asistieron el entonces presidente Augusto Leguía y Bautista Saavedra, presidente de Bolivia, así como otros Ministros de Estado, embajadores de los países americanos y un vasto público. Entre aplausos y discursos generosos, se petrificó en ese lugar la memoria del Mariscal Sucre.

Cuatro años después, en un aniversario más de aquella heroica jornada, se inauguró en la Plaza de Armas de Ayacucho, también conocida como Plaza Sucre, el imponente Monumento al Gran Mariscal. Allí, a pocos kilómetros de la histórica pampa de Quinua, testigo de las gloriosas hazañas de diciembre de 1824, se erige con majestuosa solemnidad la estatua del ilustre Mariscal. En el corazón de la ciudad, rodeado de ecos del arte barroco, su figura inmortaliza la grandeza de su heroica gesta. Con profunda emoción patriótica, las autoridades del Ejército peruano expresaron su eterna gratitud hacia el extraordinario guerrero, cuyo genio y valor marcaron el triunfo definitivo en la lucha por la liberación de América.

Además de las estatuas mencionadas, el distrito de Pueblo Libre erigió una más, cercana a la Plaza de los Libertadores, en donde los transeúntes y vehículos pueden apreciar la insigne obra.

Ayacucho no solo rinde tributo al ilustre cumanés, sino que, por mandato original de Bolívar y materializado décadas después por sucesivos gobiernos, se alza en la histórica pampa de Quinua el imponente Monumento a la Victoria de Ayacucho. Inaugurada el 9 de diciembre de 1974, en conmemoración del sesquicentenario de aquella gloriosa epopeya americana, esta obra monumental simboliza el triunfo definitivo de la libertad en el continente.

Este magnífico homenaje fue posible gracias a un decreto del Supremo Gobierno del Perú, que estableció una Comisión Mixta Peruano-Venezolana, reflejando el espíritu de unión bolivariana al celebrar el 150 aniversario de la decisiva acción de armas que aseguró la emancipación de América. La estructura, de concreto reforzado y revestida en mármol blanco, se eleva a una imponente altura de 44 metros. Sobre su base, destacan estatuas de bronce de 3 metros de altura, representando a los generales que comandaron la batalla, entre ellos los venezolanos Antonio José de Sucre y Jacinto Lara, este último conocido como “El Vencedor,” insigne prócer de la Independencia, nacido en Carora, Venezuela.

El centro histórico de Lima, al igual que otras ciudades de América, alberga un solemne espacio dedicado a preservar la memoria de los héroes y figuras de la Independencia. Esta cripta, antiguamente una iglesia, fue transformada en el Panteón de los Próceres en 1924, como parte de las conmemoraciones del centenario de la batalla de Ayacucho. Allí fueron trasladados los restos de insignes guerreros y pensadores, inmortalizándolos en un sepulcro que honra su legado.

En su interior, los murales añaden una atmósfera de sobria belleza, acompañados de efigies que destacan por su majestuosidad. Entre ellas, brillan con particular relevancia las figuras del Libertador Simón Bolívar, el Mariscal Antonio José de Sucre y el General de División Jacinto Lara, eternizados como emblemas de la gesta emancipadora.

En el Callao, el histórico puerto de la costa peruana, la imponente Fortaleza del Real Felipe se erige como un testigo silencioso de tiempos gloriosos. A un costado de su entrada se encuentra la Plaza Independencia, inaugurada el 28 de julio de 1866, como un tributo a la libertad. En su centro destaca una estatua dedicada al General Bartolomé Salom, insigne militar venezolano, quien, tras la tenaz resistencia del general realista José Ramón Rodil, recibió la capitulación que selló la victoria patriota y expulsó al último ejército español del continente americano. La figura, de notable altura y porte majestuoso, irradia la solemnidad de los héroes inmortalizados en piedra, guardianes eternos de la memoria histórica.

Otro venezolano que dejó una huella imborrable en el corazón del pueblo peruano fue el general Trinidad Morán, oriundo de El Tocuyo, cuyo temple y valor lo convirtieron en un protagonista destacado de las campañas libertadoras en Ecuador, Perú y Bolivia. En tierras incas, su desempeño en la campaña de la sierra brilló con especial fulgor. Durante la célebre Batalla de Ayacucho, lidera con gallardía el Batallón Vargas bajo las órdenes del general Lara, desempeñando con notable brillantez.

Morán no sólo forjó lazos de honor en los campos de batalla, sino también profundos vínculos con el Perú: contrajo matrimonio con una distinguida dama arequipeña y formó una familia con seis hijos. En la Ciudad Blanca, su figura alcanzó tal prestigio que fue objeto de veneración y respeto entre sus vecinos y el pueblo en general, quienes lo consideraban un héroe de la Independencia. Sin embargo, el caos anárquico que marcó la política peruana de la época lo condujo a un trágico final: fue injustamente fusilado en Arequipa en 1854, pese a los fervientes clamores de sus conciudadanos para que se le perdonara la vida. 

En homenaje a su valentía y sacrificio, en 1926 se inauguró un magnífico monumento en su honor en la Av. Ejército de Arequipa, ceremonia que contó con la emotiva presencia de descendientes del insigne héroe y representantes del gobierno venezolano de Juan Vicente Gómez. Posteriormente, cuando sus restos fueron repatriados a su tierra natal, la estatua fue trasladada a la actual Av. Trinidad Morán en la Ciudad Blanca, perpetuando su memoria en el corazón del pueblo arequipeño. En la plaza principal de la ciudad, en un rincón se puede apreciar una placa en el suelo que conmemora el hecho lamentable que dio fin a la vida del ilustre venezolano, en donde se puede leer: “En este lugar fue fusilado a las 11 de la mañana del 1 de diciembre de 1854 el general Trinidad Morán, prócer de nuestra independencia”.

Finalmente, un caso peculiar y tal vez insólito, es el de un busto del expresidente Hugo Chávez, ubicado en la provincia de Chincha, en la región de Ica. Este busto, que muestra al líder con la emblemática boina, tiene una altura de un metro y se encuentra en el asentamiento humano “Simón Bolívar”. La figura de bronce exhibe la banda presidencial y el escudo de Venezuela en el centro; a su derecha se erige el apellido del militar, mientras que a la izquierda destacan las iniciales de las Fuerzas Armadas. Fue erigido como un símbolo de agradecimiento por la asistencia brindada por el gobierno venezolano a las víctimas del devastador terremoto de Ica en 2007. Sin embargo, en el contexto de las tensas y fraudulentas elecciones del 28 de julio de 2024, una multitud de inmigrantes venezolanos residentes en la zona exigió a las autoridades el retiro inmediato de la efigie, una solicitud que, hasta la fecha, permanece insatisfecha.

El Perú, a través de la mayoría de estas monumentales obras, rinde un solemne tributo a los héroes de la Independencia, honrando su incansable valor, su sacrificio inmenso, los servicios prestados y la sangre derramada en la gesta libertadora. Esta es la otra cara del Perú, un aliado histórico en la preservación del legado de los Libertadores y en la perpetuación de la noble idea de la unidad americana, que sigue siendo un faro de esperanza y fraternidad entre los pueblos de América.

Fuentes:

Gerardo Arosemena Garland, El monumento a la gloria de Ayacucho, Lima, 1974.

Boletín de la Academia Nacional de la Historia n.º 57 (octubre-diciembre de 1974).

Jorge Malpartida, Arequipa: el patriota venezolano que fue fusilado en la Plaza de Armas, 2019. Diario El Comercio.

José Alfredo Paniagua
José Alfredo Paniagua
Ensayista en el boletín digital Idearium Caribe, guionista en el canal de YouTube La Nueva Enciclopedia, articulista en el sitio web Hechos Criollos, director de la revista de literatura y sociedad “Adᵃn” y afanoso poeta.

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