Originalmente titulado “Memoria dirigida a los ciudadanos de Nueva Granada por un caraqueño”, es más conocido como el “Manifiesto de Cartagena” y que tradicionalmente se ha considerado el primer gran documento escrito por Simón Bolívar el 15 de Diciembre de 1812, todavía en los albores de la lucha por la emancipación. Esta memoria o manifiesto, historiográficamente ha sido concebida como el documento que analiza a detalle las causas de la caída de la Primera República, que existió desde 1810 y más propiamente desde 1811 hasta el año siguiente cuando por un cúmulo de circunstancias adversas sucumbió, el ilustre historiador Caracciolo Parra Pérez llegó a afirmar que con éste “Manifiesto abre así la serie de escritos, proclamas, discursos, cartas, mensajes con que durante dieciocho años el Libertador electriza a América, con una elocuencia, una sensatez y un valor moral que no tienen iguales sino en la fuerza y energía de su brazo”. haciendo un breve análisis a dicho documento podemos confirmar las dos premisas consagradas en torno a él, pero también advertir otros elementos claves del escrito y de lo que sería el porvenir incluso allende la Guerra de Independencia.
Como primer aspecto tenemos que él para entonces coronel Simón Bolívar y futuro Libertador, consideró que la aplicación de la filosofía liberal en todos los aspectos de la vida humana (salvo el religioso), la visión cosmopolita e idealista que tan en boga estaban en la época, sin tomar en consideración la realidad y la especificidad del lugar donde se aplicaba era un completo error, de manera que “con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se sintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal que bien pronto se vio realizada”.
Por otro lado, menciona que la debilidad e ineptitud militar causó la bancarrota de la República, el abandono de la agricultura, y la derrota en los campos de batalla “a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes por llevarlos a la victoria”, en este punto podría considerarse implícito la pérdida de Puerto Cabello por la traición de sus custodios que estaban bajo el mando de Bolívar, y que históricamente ha sido considerado como el golpe de gracia al primer ensayo republicano de Venezuela. Como tercer punto la burocracia civil y militar, así como el despilfarro arruinaron el erario público obligando al gobierno a instaurar “el peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía que las fuerzas y las rentas imaginarias de la confederación” y que para la mayoría constituyó una estafa que amenazaba al derecho de propiedad, porque en esa época no existían bancos y el dinero tenía valor no tanto por lo que indicaba sino por el material con que estaba elaborado ( monedas acuñadas en oro y plata principalmente), de manera que solo se consideraba valioso poseer estas monedas y salvaguardarlas dentro de una tapia, enterradas o en cajas fuertes, de manera que esto creo un enorme malestar en la población. Otro aspecto que se desprende del denominado Manifiesto es el planteamiento del debate Centralismo vs. Federalismo, en el cual Bolívar se inclina siempre por el primero a raíz de lo ocurrido entre 1810 y 1812, lo que será uno de los más importantes asuntos a discutir con las armas y las letras en América Latina durante la emancipación y aún mucho después.
El Libertador tendrá la sostenida convicción “que el sistema federal aun cuando sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad” es el menos conveniente a Estados recién nacidos y sometidos a situaciones “calamitosas y turbulentas” y más cuando la ciudadanía no posee aptitudes republicanas, porque dicho sistema es “complicado y débil” por ende generador de anarquía; abogando entonces por actuar con firmeza y audacia sin trabas de ningún tipo mientras dure lo que hoy se pudiera llamar Estado de excepción. Existe otro razonamiento que también será constante en el pensamiento bolivariano, el del pueblo incapaz por el despotismo, la ignorancia, y la superstición para ser realmente consciente de sus deberes y derechos convirtiéndose así en ciudadanos, de manera su participación en elecciones puso en el gobierno a “hombres ya desafectos a la causa, ya ineptos, ya inmorales”.
También analiza Don Simón el devastador efecto del terremoto ocurrido el 26 de marzo de 1812, que fue aprovechado por un clero y unos insurrectos impunes afirmando que “ El terremoto… trastornó ciertamente, tanto lo físico como lo moral y puede llamarse propiamente la causa inmediata de la ruina de Venezuela; más este mismo suceso habría tenido lugar, sin producir tan mortales efectos, si Caracas se hubiera gobernado entonces por una sola autoridad, que obrando con rapidez y vigor hubiese puesto remedio a los daños, sin trabas ni competencias que retardando el efecto de las providencias dejaban tomar al mal un incremento tan grande que lo hizo incurable… la influencia eclesiástica tuvo después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas, y en la introducción de los enemigos en el país, abusando sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra civil. Sin embargo, debemos confesar ingenuamente que estos traidores sacerdotes se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa porque la impunidad de los delitos era absoluta, la cual hallaba en el Congreso un escandaloso abrigo…”. En ese gran desastre natural pronunció su famosa frase: “ si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
Luego hace un resumen de las causas que produjeron la caída de la Venezuela independiente: “Debe colocarse en primer lugar la naturaleza de su constitución, que repito era tan contraria a sus intereses como favorable a sus contrarios. En segundo, el espíritu de misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero, la oposición al establecimiento de un cuerpo militar que salvase la República y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto, el terremoto acompañado del fanatismo que logró sacar de este fenómeno los más importantes resultados; y último las facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro.”
Al finalizar sus reflexiones él considera indispensable retomar Caracas y con ella a toda Venezuela para que no constituya una amenaza a la libertad de los otros territorios en pugna con la Metrópoli Española y, concluyendo su manifiesto tal como lo inició, exhortando a los neogranadinos de no seguir la misma actitud de su vecina so pena de correr la misma suerte, además de unas palabras que bien se pudieran tildar de arenga.
Este trascendental escrito generó efectos inmediatos, al ser nombrado comandante de puestos fluviales en el río Magdalena en los que se distinguió, tomó la ciudad de Ocaña y consiguió del Congreso neogranadino (quien lo ascendió a general de brigada) el apoyo para emprender desde Cúcuta la llamada “Campaña Admirable” en 1813. Ciertamente fue el primero de una serie de documentos importantes para determinar el pensamiento bolivariano en el que varios de los postulados expuestos en dicha Memoria cartagenera lo acompañarán el resto de su vida.
Nota: La versión del Manifiesto de Cartagena citado en este artículo proviene del libro Doctrina del Libertador (3era. edición), publicada por la Biblioteca Ayacucho en 2009.