Lo que voy a escribir aquí seguramente sorprenderá a muchos.
La épica historia de la batalla de las “Queseras del Medio” en la que la caballería de los llaneros de Páez, en una maniobra extraordinaria, cuando ya parecían huir derrotados, dan media vuelta y caen sobre el enemigo destruyéndolo es muy conocida. En la literatura histórica venezolana es denominada como el episodio de “Vuelvan Caras”. En mucha de la historia que se ha escrito se le atribuye al “Catire” la frase de “VUELVAN CARAS¡” como una orden a sus lanceros para voltear la marcha y acometer sobre el enemigo. Ahora bien, se hace necesario hacer algunas precisiones:
Primero que todo el propio José Antonio Páez lo narra así en su conocida autobiografía:
“…mandé a mi gente volver riendas y acometer con el brío y coraje con que sabían hacerlo en los momentos más desesperados…”
Como podemos ver, la expresión que utiliza Páez no es propiamente “volver caras”, sino “volver riendas”.
Ahora bien, aunque Páez no utiliza exactamente la frase “VUELVAN CARAS” en el relato de Las Queseras Del Medio, si lo utiliza al narrar por lo menos media docena de otras acciones donde se dio la maniobra.
La expresión “vuelvan caras” se popularizó por la novela de fantasía inspirada en un entorno real llamada “Venezuela Heroica” donde Eduardo Blanco la pone en boca de Páez la referida frase. De allí se extendió tanto como el cuento del teniente Pedro Camejo en su fantasiosa despedida en el Campo de Carabobo. Por otra parte una obra del pintor Arturo Michelena, que recrea el crucial momento de la batalla de Queseras del Medio lleva ese nombre, lo que lo insertó en la mente de muchos venezolanos.
Ahora bien, si bien en sí, el hecho relatado no se ha prestado a dudas, lo que si han discutido y puesto en duda muchos comentaristas es la existencia de la frase de Páez: “VUELVAN CARAS”.
La opinión de los neófitos es que Páez nunca pudo haber dado una orden a sus tropas en esos términos, que esa es una frase elegante, casi una metáfora, inventada por el general llanero para adornar su relato, una licencia literaria, casi como algo poético. Que aquellos llaneros analfabetas, descalzos y brutos no podían entender eso de “VUELVAN CARAS”. Que semejantes palabras no las podrían entender aquellos lanceros que comían carne sin sal y que montaban un caballo a pelo. Que aquellos guerreros semisalvajes apenas manejaban un lenguaje elemental y rudimentario, que eso de “VUELVAN CARAS” no tendría sentido para ellos.
Que en realidad, seguramente Páez le gritó a sus soldados algo así como:
“Vuelvan Carajo¡”
“Echen pa tras Carajo”
“Regresen”
O alguna otra frase que los “opinadores” consideraban que estaba al nivel de entendimiento de los soldados. Confieso que por mucho tiempo esta versión me pareció acertada. Pero con razón dicen:
“Lo peor que hay es hacerse una opinión con una información incompleta”
Veamos. Para estudiar un hecho histórico, lo mejor es ir a las fuentes directas: los protagonistas o los testigos inmediatos. Lo que cuenta la gente que vivió en esos tiempos y lugares. Así es que estudiando otros episodios me encontraba leyendo las “Memorias” del general Rafael Urdaneta. No se refería ni a las Queseras del Medio, ni a Páez, ni a los llaneros, eran otros episodios de la guerra. Y para mi sorpresa aparece la frase: “VOLVIESE LA CARA”. Sigo Leyendo y mas adelante vuelve con: “VOLVIERON CARA”.
Así tenemos en la página 59:
“La vanguardia estaba destruida; envueltos por la caballería, todos los cazadores fueron lanceados sin que uno de ellos volviese la cara para huir”
Y más adelante Pág. 71:
“…fue replegando…se unió con una división que estaba descubierta en el bajo de la sabana y a cuya vista volvieron cara los dragones”
Entonces mi punto de vista empieza a cambiar: “Volver Caras” no debe ser una metáfora bonita de Páez. Era una frase utilizada por los militares de aquellos tiempos….Seguimos investigando y nos encontramos nada menos que al mariscal Miguel de La Torre, quien luego de su derrota, en el parte de la batalla de Carabobo que vuelve a usar la frase:
“…No fueron bastantes mis persuasiones para obligarle a que me siguiese, con objeto de salvar la infantería envuelta, pues me oyó con la mayor indiferencia volviendo caras vergonzosamente de sesenta caballos que le acometieron”
(Parte Nro. 129, 30 de junio de 1821 Archivo del mariscal La Torre Tomo XXVIII.)
Finalmente, encontramos en una proclama del Libertador Simón Bolívar, luego de la acción de Las Queseras del Medio, que también utiliza la expresión «Volvieron Caras»
Entonces “volver caras” es una maniobra militar, no una frase elegante. Un soldado, así sea analfabeta e ignorante, tiene que aprender (a palos, o como sea) los diversos términos militares y las diversas maniobras y tácticas. Por más iletrado que sea cualquier soldado aprenderá qué es formar cuadro, vanguardia y retaguardia, formación, flanco, columnas paralelas, pie a tierra, ala, fila, retirada, marcha, galope, centinela, furriel, rondín, ronda, etc. Así como hoy podemos conocer a un excelente chofer que aunque analfabeta conoce perfectamente que es girar, embragar, frenar, estacionarse o cruzar, aquellos soldados conocían perfectamente las diversas maniobras de la caballería. Los lanceros de Páez no eran una horda desordenada; todo lo contrario, eran una de las mejores caballerías de la época. Si hubieran sido una horda salvaje y desordenada, fácilmente habrían sido destruidos por cualquier batallón bien disciplinado. Como el propio Pablo Morillo Lo reconoció en una oportunidad al escribirle al rey:
“Dadme mil lanceros de Apure y pondré Europa a vuestros pies”
El ejército de Páez, al igual que cualquier ejército en guerra, realizaba continuamente entrenamientos. En su Autobiografía Páez hace alusión a los constantes entrenamientos de la tropa:
“…se formaron después de disciplinados en Apure, varios batallones”
“Casi todo el año 20 se pasó en reunir y disciplinar reclutas”
y siendo una fuerza de caballería, evidentemente que practicaban las diversas maniobras con sus caballos, entre ellas el “vuelvan caras”.
La maniobra de “VOLVER CARAS” está ampliamente descrita en la doctrina militar del siglo XIX, así lo encontramos en el “Curso Completo del Arte y la Historia Militar” del español José María Esclus y Gómez de 1845, quien reiteradamente explica los pormenores de la maniobra de caballería.
En la misma onda de la doctrina militar encontramos la maniobra de “volver caras” en dos antiguos diccionarios militares: En el “Diccionario Militar: Etimológico, Histórico, Tecnológico” de José Almirante y en el Diccionario Militar Español- Francés de Federico Moretti.
Para finalizar, una obra muy poco conocida del propio José Antonio Páez, titulada “Máximas de Napoleón Sobre el Arte de la Guerra”:
“La caballería debe estar disciplinada con esmero, saber formar en línea de batalla, aumentar y disminuir el frente, retirarse y volver cara…
Cosa esenciadísima es enseñar a la caballería a cargar, retirarse y volver caras…”
En resumen, aquella formidable fuerza de caballería de José Antonio Páez, para cosechar tantos éxitos que incluyeron derrotar a las tropas de Pablo Morillo, vencedoras de Napoleón, tuvo que ser un cuerpo disciplinado y entrenado en las tácticas del combate a caballo, lo que evidentemente tuvo que incluir las distintas órdenes de guerra, entre ellas la orden de “VOLVER CARAS”, que fue una de las que mejor aprendieron.
FUENTES
Alcántara Borges. Armando. “Carabobo Sendero de Libertad”. Secretaría de Cultura del Gobierno de Carabobo. Colección Historia, Valencia, 1992
Blanco, Eduardo. “Venezuela Heroica” Editorial Novedades. Caracas. 1944
Hermano Nectario María “Historia de Venezuela”. Editorial Venezuela. Caracas. 1943
Páez, José Antonio. “Autobiografía”. Librería y Editorial del Maestro. Caracas. 1944
Urdaneta, Rafael. “Memorias”. Imprenta y Litografía del Gobierno Nacional. Caracas 1888