Los colores aurinegros han dejado una marca profunda en la historia del Táchira. Fue bajo el estandarte amarillo que los aguerridos tachirenses conquistaron el poder político nacional a finales del siglo XIX, dejando una huella significativa en la modernización y consolidación de Venezuela. Líderes de esta región impulsaron la construcción de grandes obras, promovieron un crecimiento económico sostenido y lograron el saneamiento de las finanzas públicas. Aunque el régimen tachirense de aquella época fue autoritario, estabilizó el país tras décadas de caos, profesionalizando el ejército y fomentando una identidad nacional más cohesionada.
El Táchira también fue cuna de los primeros impulsos exitosos del “oro negro”, tanto del café como del petróleo, fortaleciendo la economía nacional. Además, esta región ha sido testigo de cómo el nombre de un ave aurinegra, muy estimada por los aborígenes y los tachirenses de antaño, se ha integrado en el léxico popular como una palabra polisémica. A todo esto, se suma el fervor que despierta el equipo de fútbol local, que portando estos mismos colores enciende pasiones en multitudes, consolidando así el sentido de identidad regional. Es de estos dos últimos símbolos que ahondaremos en esta crónica.
El Turpial Toche
El nombre científico del Turpial Toche, Icterus chrysater, proviene del griego: ikteros (ἴκτερος), que significa “amarillo”, y chrysater, que combina chrysos (χρυσός), “oro”, con ater, que en latín significa “negro”. Así, el término en conjunto alude a los colores dorado y negro que definen el plumaje del toche.
Este turpial debería ser el emblema natural del Táchira, ya que su nombre es un legado cultural heredado de los pueblos aborígenes, y aún resuena en la cultura andina tachirense como un eco del pasado prehispánico. Para los aborígenes, el toche no era simplemente un pájaro; simbolizaba la conexión con la naturaleza y la sabiduría de las montañas. Su temperamento afable, su canto melodioso y su naturaleza dócil permitieron que el turpial toche conviviera de manera especial con los seres humanos.
Este pájaro era domesticado desde pichón por los tachirenses de antaño, creando un vínculo afectivo con sus cuidadores. De hecho, cronistas antiguos narran que el toche regresaba voluntariamente a sus dueños, y su muerte provocaba una profunda tristeza en las familias que lo acogían. Con el paso del tiempo, la palabra “toche” ha evolucionado para adquirir múltiples significados en el lenguaje cotidiano, lo que refleja aún más su impacto cultural en la región.
El Deportivo Táchira
De manera similar, el equipo de fútbol más icónico de Venezuela, el Deportivo Táchira, ha lucido con orgullo los colores aurinegros desde que adoptó el nombre de la región. Aunque muchos creen que estos colores provienen de la bandera del estado, lo cierto es que el Táchira no tuvo una bandera hasta hace menos de 3 décadas. Entonces, ¿de dónde surgió la elección de estos colores? La respuesta radica en una curiosa historia donde se entrelazan el fútbol, el destino y un toque de superstición. Esteban Beracochea, exjugador del Peñarol de Montevideo y posteriormente entrenador del Deportivo Táchira, sugirió cambiar en el año 1978 los colores que venían desde que el equipo se llamaba Deportivo San Cristóbal a los del histórico club uruguayo Peñarol como un amuleto de buena suerte. Esta decisión resultó ser exitosa, ya que, bajo la dirección de Beracochea, el equipo ganó su primer campeonato nacional en 1979. Desde entonces, los colores aurinegros se han convertido en un símbolo de identidad y éxito para el Deportivo Táchira, consolidándose como parte esencial de su legado. Las pocas veces que intentaron cambiar estos colores, la suerte no estuvo de su lado, reafirmando así la elección como un auténtico talismán deportivo.
Desde entonces, la camiseta aurinegra se ha convertido en un símbolo de identidad que une a los tachirenses en cada partido. Al igual que el vuelo del toche sobre las montañas andinas, el Deportivo Táchira ha dejado su huella en el fútbol venezolano, cargando consigo la historia, la pasión y un toque de mística, llevando los colores aurinegros a todos los rincones de Venezuela.
Nuestra enseña regional pudo ser aurinegra
Es un mito que los colores del Deportivo Táchira provengan de la bandera del estado, pues esta fue creada apenas en 1997, incorporando el color rojo en representación de la sangre derramada por los héroes. Aunque este diseño tiene valor simbólico, muchos tachirenses creen que habría sido un acierto adoptar únicamente los colores aurinegros. El turpial toche, verdadero emblema natural y legado cultural, luce esos colores con orgullo, y el Deportivo Táchira los ha llevado con tanto éxito y arraigo que ya son parte inseparable de la identidad regional. La simplicidad del dorado y negro habría resonado profundamente en el corazón del tachirense, haciendo de la bandera un símbolo aún más poderoso y unificador.
Sin embargo, el toche y el Deportivo Táchira seguirán siendo dos símbolos profundamente arraigados en la idiosincrasia tachirense, comparten más que solo una combinación de colores. Ambos representan la perseverancia, la evolución, la lucha y el liderazgo que caracterizan a esta región fronteriza, donde el fútbol se ha convertido en una pasión, y el toche canta en el vocabulario cotidiano, acompañando las faenas diarias. En cada gol y en cada trino, el espíritu aurinegro del Táchira sigue vivo.