La Carta de Jamaica, originalmente denominada “Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla” fechada el 6 de septiembre de 1815 es uno de los escritos más famosos, interesantes e importantes de Simón Bolívar, que además ha sido considerada por la historiografía como una carta profética; redactada en un momento clave de la Historia de Hispanoamérica, en la lucha por su emancipación, hace una revisión general a la vez que particular de la región en armas en esos turbulentos años. En este ensayo se tratará de interpretar lo profético de la carta, así como otras consideraciones en torno a la misma.
En primer lugar, la carta es de respuesta a otra realizada por Henry Cullen quien le hace al Libertador una especie de cuestionario sobre la situación de la América Española y su porvenir. Lo profético de la misma viene porque allí aparecen reflejadas una serie de planteamientos que luego ocurrirían, pero historiadores como Germán Carrera Damas afirman que la Carta de Jamaica es “un documento de acción política”, en lo personal coincido con esa postura a lo cual le agregaría que es un documento de análisis social que conducirá a la acción política y como el análisis hecho por Bolívar fue correcto entonces se convirtió en “profético”.
Muy posiblemente darle el carácter de profético se debe al culto bolivariano, o al descuido de no ver cómo varios de los asuntos plasmados en la carta fueron años después realizados por Bolívar y sus seguidores, pero ciertamente a lo largo de varios pasajes de ella pueden determinarse algunos aspectos “predictivos” o de análisis para la acción y que dependerán en mayor, menor o incluso en ninguna medida de él como por ejemplo: “LaAmérica comporta la creación de diecisiete naciones”, si nos atenemos exclusivamente a las posesiones coloniales españolas en el Nuevo Mundo veremos que surgieron 18 naciones ( 19 si incluimos a Puerto Rico) a lo largo del siglo XIX y aun del XX; también expresa que: “Los Estados del istmo de Panamá hasta Guatemala [Centroamérica] formarán quizá una asociación… sus canales acortaran las distancias del mundo estrechando los lazos comerciales de Europa, América y Asia, trayendo a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo”, vemos en este punto algo que sí pudiera considerarse adivinatorio o producto de un agudísimo ojo analítico recordando tal vez un proyecto del siglo XVI y/o a la posibilidad de estudiar mapas de esa parte del continente pudo extraer esas ideas, porque Centroamérica declararía su independencia 6 años después y formó en dos oportunidades una república con los territorios pertenecientes a la Capitanía General de Guatemala, hace alusión a los canales que la atravesarían como el de Panamá un siglo después o el de Nicaragua que inició su construcción recientemente; otros planteamientos en el mismo sentido al escribir suponiendo que: “los mexicanos intentarán establecer una república representativa” pero “si los militares y aristócratas se imponen exigirán una monarquía”, esto último ocurriría algunos años después con la entronización de Agustín Iturbide como Emperador de México y nuevamente décadas más tarde con Maximiliano de Habsburgo.
Un ejemplo del genio y visión continental futurista de Bolívar lo tenemos en su descripción sobre Chile al expresar que:” El reino de Chile está llamado por la naturaleza de su situación… a gozar de las bendiciones que derraman las justas y dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en América… será la chilena”, esto lo podemos comprobar al echar una ojeada en el devenir histórico de Chile que formó tempranamente una república con instituciones estables lo que le otorgó un mejor desempeño político, social y económico (donde el aporte de Andrés Bello fue decisivo), en comparación con el resto de la excolonias españolas durante décadas aunque hay quienes han visto en Chile la existencia de una “república aristocrática” desde el fin de la independencia, y que por los comentarios laudatorios hechos por el Libertador así como por sus ideas y acciones posteriores, podemos inferir que el modelo de la nación austral era su preferido.
Sobre la situación de Venezuela en aquel momento, se nota una muy cruda y realista descripción debido a su propia vivencia, así como su alta responsabilidad en los acontecimientos venezolanos desde 1810, al respecto afirma:” En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos, y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuanto hacían el orgullo de la América. Sus tiranos gobiernan un desierto; y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los mas de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven, combaten con furor en los campos y en los pueblos internos, hasta expirar o arrojar al mar a los que, insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva. Cerca de un millón de habitantes se contaba en Venezuela; y, sin exageración, se puede asegurar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra [ el terremoto de 1812], la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones; excepto el terremoto, todo resultado de la guerra”. Tristemente, mucho de lo que allí menciona volvió a ser verdad doscientos años después.
Ahora pasaremos a revisar la “Contestación” como un documento de “acción política” tal como lo define Carrera Damas; cuestiones que con el paso de los años por la voluntad de Bolívar y sus hombres se lograrían, como la unificación de Venezuela con Nueva Granada para formar la República de Colombia en 1819 (nombrada Gran Colombia por la historiografía), y la reunión del Congreso de Panamá en 1826 (denominado anfictiónico), pueden concebirse bajo dicha óptica. Simón Bolívar mencionaba al menos desde 1813 la unión venezolano-neogranadina como un objetivo para afrontar mejor las vicisitudes de la guerra y darle mayor relevancia internacional a estos territorios, siendo que el origen de esta idea puede remontarse al año inicial de la emancipación, 1810, cuando el Padre Madariaga fue a Bogotá como representante de la Junta Suprema de Caracas por reconocimiento y apoyo, pero más directamente con los auxilios prestados por el gobierno neogranadino para invadir a Venezuela en 1813 ( Campaña Admirable), sobre todo esto escribe en Jamaica: “La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central cuya capital sea Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas, en honor de este héroe de la filantropía, se funde entre los confines de ambos países, en el soberbio puerto de Bahía Honda [Península de la Guajira] …esta nación se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio.”
Sobre el segundo punto de la Carta de Jamaica vista como de “acción política”, esto es la reunión del Congreso de Panamá, El Libertador manifiesta lo que tal vez es la frase más conocida y repetida de todo el escrito: “¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración.”Este fragmento vino a ser el primer esbozo de lo que en 1826 ya concluida la guerra será el Congreso Anfictiónico de Panamá.
La epístola jamaiquina, vista como el análisis social de un criollo que ve al mundo con las herramientas que ofrece el movimiento de La Ilustración exhibe muchos datos al lector, al mostrar cifras demográficas de los territorios que luchan por la independencia, la situación de los habitantes de estos y lo que podría ocurrir en ellos; tomaremos algunos fragmentos y los interpretaremos para darle sustento a dicha premisa: “Nosotros somos un pequeño género humano… nuevo en casi todas la artes y las ciencias aunque en cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil… no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles… jamás éramos virreyes ni gobernadores sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares, solo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales…”. Palabras como lo de ser unos habitantes viejos en los usos de la sociedad civil lo podemos entender como el sistema de dominación e interacción en la sociedad impuesto por España a partir del siglo XVI en sus colonias y que con firmeza se mantuvo por tres siglos, además él hace referencia al mestizaje como factor influyente en la realidad social hispanoamericana, ambas concepciones las profundizará posteriormente, también hace una afirmación que no deja de ser cierta ya que fueron pocos los casos en que los mismos criollos asumían los más importantes cargos en las regiones donde nacían, y por tanto en general solo podían acceder a dirigir los cabildos.
Otro punto que se vincula con lo que venimos manifestando se refiere a la integración de las antiguas colonias españolas, en la carta vemos que Bolívar se basa en el contexto de su época pero su apreciación trascendería los siglos, veámoslo: “Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América”. Se puede apreciar que se expresa en términos sociales y geográficos que impiden o cuando menos dificultan la creación de un solo gobierno hispanoamericano en su época, tal como lo ideó Francisco de Miranda; climas remotos lo entendemos como las distancias enormes entre un lugar y otro (por ej. De Santiago de Chile a Caracas o de Ciudad de México a Buenos Aires) y la diversidad de climas que existen en esas regiones ( costas, llanuras, selvas y montañas nevadas); las situaciones diversas tales como el férreo control militar peninsular sobre Cuba y Puerto Rico que contrasta con la belicosidad de las zonas rioplatenses, o la devastación y anarquía venezolana con la sumisión del Perú; intereses opuestos por quienes desean república federal, los que la quieren centralista, los que aspiran reinstaurar la monarquía y los que piensan en un híbrido. Estas y otras cosas mantuvieron separada y enfrentada a la América Española con mayor o menor encono luego de la independencia llegando esta situación a la actualidad.
Para finalizar con nuestro estudio social de la Carta de Jamaica, tenemos el caso específico de Perú que por todo lo ocurrido a partir de la década de 1820 y subsiguientes El Libertador previó lo que sería un verdadero rompecabezas sociopolítico, al afirmar que:” El virreinato del Perú… es sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey… el encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo, el segundo está corrompido por si mismo… Es constante que en Lima no tolerarán los ricos la democracia, ni los esclavos y pardos libertos la aristocracia”. Perú verdaderamente se mantuvo atada a España hasta 1821 con la invasión marítima dirigida por José de San Martín quien declara su independencia, para liberarse definitivamente a partir de 1824 con Bolívar y Sucre; sin embargo como decíamos, las opiniones de 1815 prácticamente mostraban la verdad sobre Perú en la que estos tres grandes ejecutores de la emancipación hispanoamericana tendrían que vivir en carne propia cosas como la sumisión social al rey, el oro que corrompe, las fuertes intrigas políticas, la situación abyecta de los esclavos e indígenas, y otras que marcarán las contradicciones e inestabilidades de Perú en las próximas décadas.
Planteo adicionalmente algunos aspectos que contribuyen a enriquecer la lectura de la carta jamaiquina: 1815 es un año de inflexión en lo que actualmente llamamos Occidente o Mundo Occidental, por ser la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte en Waterloo y la consiguiente restauración monárquica absolutista en Europa, que permitirá un siglo de relativa paz en ese continente, también y vinculado con esto, es el año de la Expedición Pacificadora enviada por Fernando VII siendo dirigida por Pablo Morillo a los territorios sublevados de Venezuela y Nueva Granada, lo que cambiará el curso de la Guerra de Independencia. Por otro lado, el lugar donde fue redactada la misiva la isla de Jamaica, era para el momento la más grande e importante posesión inglesa en el Caribe cercana a Cuba, La Española y México, cuestión que es fundamental tener en cuenta a la hora de leerla ya que las noticias viajaban más rápido en barco que por tierra, además la flota inglesa era simplemente formidable en aquel entonces por lo que todos estos son aspectos que Bolívar seguramente no ignoraba, por eso acude allí a pedirle ayuda a Inglaterra para su causa lo que es visible en la célebre carta; también realiza varias citas a personajes contemporáneos como Humboldt o Fray Servando Teresa de Mier, de donde extrae datos para sus análisis. Por ejemplo, Humboldt comenzó a publicar sus investigaciones y experiencias de su viaje a América desde 1807, conociendo personalmente a Simón Bolívar poco tiempo antes, de manera que no es tan aventurado afirmar que leyera las primeras publicaciones del famoso viajero prusiano, cuando menos los borradores, o enriquecido sus conocimientos a través de tertulias entre ambos.
A su vez debemos reconocer que a pesar de encontrarse nuevamente derrotado y exiliado El Libertador no era para 1815 un desconocido ni una persona de poca monta ya que el atentado infructuoso en su contra lo demuestra, de manera que considero que parte de los datos sobre Europa y América escritos en Jamaica provienen de sus viajes realizados antes y durante la guerra, las personas que conoció, los libros que leyó, el intercambio epistolar que tuvo, además de las noticias recibidas en Jamaica provenientes de todas partes; de manera que por todas estas razones ciertamente Don Simón durante su estancia en dicha isla trazó, partiendo de un análisis social de Hispanoamérica un plan de acción política para los años posteriores a 1815 y que como sabemos lo ejecutará a pesar de que luego tenga, en mayor o menor medida, los resultados buscados a partir de los esbozos redactados en la ínsula caribeña, que fue sede de una carta inmersa en su tiempo y circunstancias pero que también miró el porvenir.
Nota: La versión de la Carta de Jamaica citada en este ensayo proviene del libro Doctrina del Libertador (3era. edición), publicada por la Biblioteca Ayacucho en 2009.