LA GUERRA DE INDEPENDENCIA FUE UNA GUERRA CIVIL
La historia mal contada, tergiversada y manipulada de la guerra de independencia ha querido presentar esa conflagración como una guerra internacional, como una conflagración entre dos naciones: España y Venezuela y como si los combatientes estuvieran claramente identificados entre españoles contra americanos, pero nada más falso. Aquella no era una guerra internacional, era una terrible guerra civil, una confrontación fratricida, donde de lado y lado había tanto españoles como americanos. Lo correcto es hablar de independentistas o republicanos contra realistas o monárquicos.
En el bando republicano o independentista, aunque muchos lo ignoran, hubo muchos españoles que eran partidarios de la separación de las provincias americanas de la Madre Patria y a su vez, en el bando de los partidarios del rey había muchísimos venezolanos y americanos en general, que eran fieles súbditos de la corona. Para un botón, quizás el más representativo: se calcula que aproximadamente el noventa por ciento de las tropas de José Tomás Bóves, (esas que acabaron con la segunda república) eran criollitos: Pardos, zambos, negros e indios para más señas. Y esta no era la excepción, era lo común.
Sólo con la expedición de Pablo Morillo, fue que llegó un considerable número de soldados españoles para combatir a los insurgentes, pero estas tropas españolas vinieron a sumarse a las tropas leales al rey que desde inicio de la guerra combatían a los enemigos de la corona.
Es por eso que en la batalla de Carabobo no se enfrentan “americanos contra españoles”. Allí, las tropas realistas del mariscal La Torre cuentan en sus filas con un importante número de soldados criollitos, pero leales al rey y por supuesto, los restos de la expedición de Morillo. Entonces en Carabobo, se enfrentaron, si no en todos los casos, si en muchos, soldados venezolanos republicanos contra soldados venezolanos realistas. Así fue la guerra.
EL SALVADOR DE PÁEZ
Es harto conocido que el general José Antonio Páez sufría de ciertos problemas nerviosos: En pleno combate solía ocurrirle un ataque de excitación nerviosa, que lo paralizaba, algo así como un ataque de epilepsia, que sólo lo podía superar al rato y luego de refrescarse con agua fría en la cara.
Pues bien, el 24 de Junio de 1821 en pleno fragor de la batalla de Carabobo, luego de que Páez con su caballería logra la rendición batallón Barbastro, el general llanero, junto a otros 300 jinetes se enfrenta a los escuadrones de Morales en el “Zanjón del Guayabal”. pero sucede que en pleno combate le viene a Páez el ataque de epilepsia y pierde el sentido. Y aquí ocurrió un hecho que todavía doscientos años después nadie ha podido explicar: El comandante realista Antonio Martinez logra sacar a Páez del tropel, agarra por las riendas el caballo del general y lo lleva hasta donde se encuentra un teniente republicano llamado Alejandro Salazar, conocido como “Guadalupe” y lo hace montar a la grupa del caballo de Páez para que éste no cayera y entre ambos lo llevan a salvo tras las líneas republicanas, donde este se recupera para luego volver al combate. El propio Páez reconoce que si Martínez no acude en su auxilio, lo más posible es que hubiera muerto en el sitio. Páez no tiene explicación a la conducta de su salvador, el temible comandante Martínez
¿PERO QUIEN ERA EL COMANDANTE ANTONIO MARTINEZ?
Según lo narra el propio Páez, Antonio Martinez era un oficial de caballería realista, antiguo en la guerra, criollo nato, llanero nacido en el Pao, que estaba combatiendo contra la república desde los tiempos en que estaba nada menos bajo las ordenes del sanguinario Bóves. Se había distinguido por ser una de las lanzas más temibles del general asturiano.
Antes de Carabobo lo encontramos mencionado en el Archivo de La Torre (“Documentos del Conde Torrepando – Ejército Expedicionario de Costa Firme” editado por la española Real Academia de la Historia Madrid 1985) a las ordenes de La Torre, donde figura con su nombre completo: José Antonio Martinez. Allí aparece como encargado de la “recogida de ganado”, función vital para el mantenimiento de la tropa (Calabozo marzo de 1821) y más adelante en el mismo archivo de La Torre aparecen dos oficios de Martínez; en uno informa sobre el robo de caballos y mulas por parte de los insurgentes y en el otro da cuenta de que el comandante patriota Juan José Rondón donde lo insta a que se pase para el bando republicano, donde se le respetará su jerarquía. Seguramente se encontraba bajo las órdenes directas del coronel realista José Pereira para esos momentos.
Para el momento de la batalla servía en una unidad de caballería bajo las ordenes de Morales. Posiblemente Martinez fue hecho prisionero o se rindió, ya que Páez menciona que
“Estuvo con nosotros la noche de la acción de Carabobo, pero no amaneció en el campamento…”
De donde presumimos que escapó y de alguna manera pudo llegar hasta reunirse nuevamente con los suyos, en Puerto Cabello. Allí se habían concentrado los restos de las tropas realistas derrotadas en Carabobo, que se sumaron a la guarnición del lugar. Entre los primeros se encontraban doscientos jinetes criollos, lo que nos da una idea de la enorme cantidad de venezolanos que había entre las tropas realistas. En Agosto llegó al Puerto un famoso jefe de la caballería de Bóves, otro llanero de nombre José Alejo Mirabal, a quien La Torre le ordena dirigirse a Calabozo para intentar revolucionar el llano a favor del rey y recobrar la provincia. Mirabal se desembarcó en Morón, de allí a Canoabo y llegó hasta El Pao, llevando consigo a los doscientos llaneros y con ellos al comandante Antonio Martínez. En el Llano las fuerzas de Mirabal y Martínez aumentaron hasta quinientos jinetes llaneros realistas, pero se enfrentaron con los republicanos en Guardatinajas donde fueron derrotados y la columna quedó totalmente disuelta. A los pocos días Mirabal se entregó en el Pao. Al saber de la derrota de los renuentes realistas, Páez envió un indulto a su salvador Martinez, pero el correo fue interceptado y el documento destruido. Seguramente el general Páez quería traerse al bravo llanero para las filas realistas, y quizás no sería la primera vez que los del lado republicano trataron de convencerlo para la causa independentista. Hasta alli le seguimos la pista al oficial realista llanero, ya que su pista se pierde en la historia.
FUENTES
Alcantara Borges, Armando. “ Carabobo Sendero de Libertad.” Ediciones del Gobierno de Carabobo. Valencia 1882
León Tello, Pilar “El Ejército Expedicionario de Costa Firme – Documentos del Conde de Torrepando Conservados en el Archivo Histórico Nacional. Real Academia de la Historia. Madrid. 1985
Páez, José Antonio. “Autobiografía”. Volumen I. Librería y Editorial del Maestro. Caracas. 1956