Este 14 de septiembre se conmemora un aniversario más de la batalla de Tocuyito, hecho de armas que llevó a Cipriano Castro al poder, iniciando lo que se ha llamado «la hegemonía andina» período fundamental en la historia moderna de Venezuela. Uno de los aspectos poco estudiados por la historia contemporánea venezolana ha sido el aspecto internacional de la revolución restauradora y contingente de militares colombianos en las tropas restauradoras de Cipriano Castro. Este elemento es fundamental para explicar y comprender varios sucesos históricos ocurridos en la frontera binacional y los conflictos entre Venezuela y Colombia en los primeros años del siglo XX.
Como buena parte de los andinos involucrados en política entre el siglo XIX y el XX, Cipriano Castro, afectado por los vaivenes de estas actividades pasó temporadas de su vida en la hermana república, y de la misma manera que estando en Venezuela, compartió vicisitudes con colombianos que se tenían que refugiar de este lado de la frontera. En Venezuela existió en buena parte del siglo XIX la división entre liberales y conservadores, al igual que en Colombia, donde esta parcelación ha perdurado hasta el siglo XX.
Castro, que se confesaba “liberal” compartió inquietudes con los liberales colombianos, y al momento de iniciar lo que él mismo llamó la “revolución liberal restauradora” se incorporaron a sus filas a un buen número de colombianos.
En Venezuela hemos estudiado muy poco lo que ocurría apenas unos metros mas allá de nuestra línea fronteriza, incluso para nosotros son prácticamente desconocidos los movimientos político-militares que se fraguaron y ejecutaron desde Venezuela contra los gobiernos colombianos, como si no hubieran tenido incidencia aquí, pero buena parte de nuestra historia está marcada por lo que ocurría en la línea de la frontera.
Solamente entre el los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, por lo menos media docena de invasiones partieron desde Venezuela contra el gobierno conservador colombiano, entre las que destacan la toma y sitio de Cúcuta liderada por el ex presidente del Estado Zulia y ex jefe civil y militar de Carabobo el colombo-panameño Benjamin Ruiz y la desastrosa invasión a Colombia por la Guajira ordenada por Castro y liderada por el general José Antonio Dávila. Igualmente desde Colombia partieron varias invasiones hacia Venezuela, siendo las más importantes, la propia revolución restauradora y la invasión del general Rangel Garbiras, apoyada por el ejército colombiano, aniquilada en el Táchira. Todas estas acciones militares fueron operaciones mixtas de guerreros venezolanos y colombianos y se puede considerar que están enmarcadas en la posibilidad de revivir a la antigua “Gran Colombia” que se llegó a mencionar a principios de siglo, pero esa no es la materia de este artículo.
Afortunadamente para el estudio de la historia, el general Eleazar López Contreras, llevó un pormenorizado listado de los militares integrantes de las tropas castristas, que plasmó en varias de sus obras. Por supuesto, se trata sólo de los nombres de los oficiales. La humilde tropa, la “carne de cañón” permanece en todas las guerras anónima, pero con los registros de López Contreras, podemos tener una idea aproximada de la magnitud de los soldados colombianos dentro de las tropas restauradoras.
EL “GENERAL Y DOCTOR” BENJAMIN RUIZ
Sin duda, el más relevante de los oficiales colombianos de Cipriano Castro fue Benjamín Ruiz, militante del Partido Liberal Colombiano, quien también usó el nombre de “Rafael Bolívar” y conocido como “el doctor Ruiz”, “el general Ruiz” y Rufino Blanco Fombona lo llama “El Negro Ruiz”. Cuando Cipriano Castro inicia desde Colombia su invasión, la llamada “invasión de los 60” Ruiz se encontraba exiliado en el Táchira, e inmediatamente se incorpora a las huestes restauradoras. Ruiz forma parte del estado mayor de Castro.
En la nómina de oficiales de la revolución figura como miembro del “cuerpo médico” de los servicios anexos al comando general de la revolución. Ruiz es un aventurero y delincuente, según unos, para otros es un patriota liberal que fue perseguido por todo el Caribe por sus ideales políticos. Había sido gobernador del Departamento de Panamá, cuando esta región pertenecía todavía a Colombia. Allí se le recuerda como incendiario.
Luego fue falsificador de papel moneda en Estados Unidos, donde fue perseguido por la policía. Ruiz se había incorporado a la Restauradora como médico, y así lo califica erróneamente López Contreras en sus libros, y quizás engañó a Castro alegando ser médico, pero no se le conoce ninguna actividad como tal. Pero parece que le causó buena impresión a Castro por su desempeño en combate, o por lo menos el Cabito fue seducido por la labia del colombiano y le encarga delicados asuntos, tales como nada menos que representar a Castro, luego de la batalla de Tocuyito en la entrega del ejército nacional de Venezuela de manos del Gral. Luciano Mendoza, comandante en jefe del vencido ejército del presidente Andrade y posteriormente para aceptar la rendición de la plaza de Puerto Cabello, que era el último reducto del gobierno del presidente Andrade. Puerto Cabello y su castillo eran defendidos tenazmente por el general valenciano Antonio Paredes, pero ya se habían quedado prácticamente sin municiones.
Paredes recibe a Ruiz (quien en ese momento usaba el nombre de “general Rafael Bolívar”) para pactar la rendición, pero se da cuenta de que el sujeto es un colombiano y se enfurece y hace preso al impostor y amenaza con fusilarlo con las últimas balas que le quedan si Castro no envía a un verdadero oficial venezolano. Afortunadamente para el pillo de Ruiz todo se soluciona al enviarse a otros oficiales para pactar la rendición. Ese mismo año Cipriano Castro designa a Ruiz Jefe Civil y Militar del Estado Carabobo, y más adelante, a principios de 1900 lo designa como Presidente del Estado Zulia. Desde allí Ruiz apoya a subversivos liberales colombianos, a quienes entrega armas y municiones y hasta comanda un ataque de los revolucionarios a la ciudad de Cúcuta donde resiste un sito de los conservadores por varios días. Luego de ser removido de su cargo Ruiz se enfrenta a Castro y conspira contra él. Vivió en varios países del Caribe, entre ellos República Dominicana, donde estuvo preso por estafa. Murió en 1920.
VICENTE LISCANO O BIOFILO PANCLASTA. (Chinácota 1879 – Pamplona 1943)
Conocido también como Vicente Rojas Liscano o Máximo Liscano. En el listado de oficiales de la revolución López Contreras lo incluye como personal del batallón “Junín” donde figura entre los oficiales efectivos y supernumerarios. Curiosamente el mismo López Contreras lo vuelve a incluir nuevamente en el renglón de “oficiales efectivos y supernumerarios” en otro batallón: el “Urachiche”. Quizás se ordenó su traslado de una unidad a la otra. De los oficiales colombianos de la restauradora, pese a no ser quien ocupó la más alta posición, es el que es más conocido internacionalmente en la historia; no por su actuación en Venezuela junto a Castro, sino por ser uno de los escasos representantes latinoamericanos de la corriente de pensamiento político conocida como el “Anarquismo”.
Igualmente es el único escritor que narró las desdichas de los presos políticos de Gómez en la antigua Cárcel Pública de Valencia en su obra “Siete Años Enterrado Vivo”. Ruiz cayó en la persecución emprendida por Gómez contra los amigos del Cabito. Fue encarcelado en 1914 al iniciarse la primera guerra mundial, luego de que, borracho en un bar de Valencia, proclamara sus simpatías a Francia y su adversidad a Alemania, países en plena guerra. Son conocidas las simpatías de Gómez por Alemania en aquellos tiempos. Esa razón fue suficiente para encarcelar a Liscano por siete años. En sus peripecias como anarquista estuvo preso en Colombia, y recorrió unos cincuenta países del mundo alternando con varios anarquistas famosos. Pródigo a la hora de los discursos, proclamas y proyectos, llegó incluso hasta proponer el asesinato selectivo de los principales príncipes y reyes del mundo, el papa y algunos arzobispos, todo lo cual se debería realizar el mismo día, para desencadenar el caos mundial. Pese a ser tan insistente con el verbo y la pluma, era más un “revolucionario de botiquín” que un verdadero guerrero: no se le conoce su participación en ninguna acción militar importante. Muy dado a la bebida murió alcoholizado en un asilo de Pamplona, Colombia.
TIMOTEO MORALES ROCHA (Bogotá 1870-Puerto Cabello 1939)
El bogotano Morales Rocha formó parte del “Escuadrón de Caballería” una unidad selecta de las tropas restauradoras, donde tuvo el cargo de oficial ayudante. Se le consideraba con la jerarquía de general.
Luego de la traición de Gómez a Castro, cayó en desgracia al igual que muchos partidarios del “Cabito” y estuvo encarcelado junto a Liscano-Panclasta por seis años. Años más tarde, ya en libertad llegó a tener el cargo de registrador subalterno de Puerto Cabello, donde fundó familia y vivió hasta su muerte.
ENRIQUE ARENAS.
También formó parte del “Escuadrón de Caballería” con el carácter de oficial supernumerario.
ELOY TARAZONA (Enciso, Colombia 1880-Caracas 1953)
Pese a que es el menos ilustrado y el que menos acciones militares protagonizó, es el más conocido de los venezolanos por el hecho de haber tenido el papel de guardaespaldas y sirviente de extrema confianza de Juan Vicente Gómez, con quien se relacionó en los tiempos del exilio de este último en Colombia.
Participó en la Revolución Restauradora como oficial del batallón Junín. Pese a ser considerado analfabeta y ser colombiano Gómez le confirió la jerarquía de coronel activo del ejército de Venezuela y se le veía continuamente con el uniforme correspondiente, siempre detrás de su jefe.
Un tipo misterioso, nunca se supo mayor cosa de él. Fue quien primero se enteró del asesinato de “Juanchito” Gómez, el vicepresidente de la república y hermano del dictador, y habría participado en las torturas y asesinato de los sospechosos del crimen. Fue el segundo en importancia en el frustrado golpe de estado fracasado que intentó Eustoquio Gómez contra el general López Contreras. Murió preso en 1953.
JUAN PALENCIA.
No se tienen mayores datos de este militar colombiano. Sólo que lo menciona López Contreras como oficial del “Escuadrón de Caballería”
RAFAEL URIBE URIBE.
Este político y militar colombiano no formó parte de “los sesenta” de la invasión de la Revolución Restauradora, por lo que no debemos señalar aquí muchos detalles de este personaje, pero al poco tiempo de llegar Castro al poder estuvo a su lado, e incluso llegó a comandar tropas venezolanas en la defensa de San Cristóbal cuando la invasión de Rangel Garbiras. En la oportunidad en que tratemos la invasión de Castro a Colombia nos referiremos a Uribe y su desempeño en la idea del reestablecimiento de la Gran Colombia con Castro a la cabeza.
LA TROPA
Como dijimos arriba, rara vez quedan registro de las identidades de los soldados rasos, de la tropa, que sirve de carne de cañón, son los humildes soldados rasos anónimos que mueren sin dejar su nombre para la posterioridad, por lo que no podemos tener certeza de cuantos colombianos venían como simples soldados en las tropas castristas, pero hay un detalle que nos da una idea: el día 13 de septiembre de 1899, víspera de la batalla de Tocuyito, cuando las tropas restauradoras habían tomado ese pueblo, dos de los soldados revolucionarios fueron sorprendidos asaltando a unos vecinos. Cipriano Castro ordenó que fueran fusilados inmediatamente. Ambos eran colombianos.
FUENTES
López Contreras, Eleazar, “Páginas Para la Historia Militar de Venezuela” Tipografía Americana, Caracas, 1944
López Contreras, Eleazar, “El Presidente Cipriano Castro” Bloque Dearmas. Caracas.
López Gómez, José Ramón. “Don Cipriano y la Restauradora” Universidad de Carabobo. Valencia. 2001
Núñez, Enrique Bernardo. “El Hombre de la Levita Gris” Tipografía Garrido. Caracas. 1943
Panclasta, Biófilo. “Siete años enterrado vivo” PublicacionesCorazónDeFuego A.A. 201928 El Cafetero Medellín – Colombia
luis h