La Orden de los Libertadores, conocida popularmente como “Estrella de los Libertadores” fue una condecoración creada por El Libertador Simón Bolívar por decreto de fecha 22 de octubre de 1813, para recompensar a los héroes que por hechos de armas se distinguieran en la guerra. Es la más preciada de todas las condecoraciones venezolanas.
Según el decreto que la creaba, eran acreedores aquellos patriotas que hubieran combatido y vencido en por lo menos tres batallas.
No quedan mayores registros, expedientes o archivos de cuántas y a quienes se otorgaron, pero se conoce que la otorgaba el propio Bolívar como Libertador- presidente.
El decreto establece que es una estrella de siete radios (uno por cada provincia), prendida de una cinta amarilla y en la orla la inscripción “Libertador de Venezuela”. Se produjeron por diversos orfebres en distintos momentos, por lo que guardan ciertas diferencias unas con las otras. Recientemente pudimos apreciar dos ejemplares distintos en el Museo Bolivariano de Caracas. Fueron elaboradas en plata y en oro y se llegaron a otorgar entre 1813 y 1828. Durante esos 15 años diversos orfebres elaboraron las condecoraciones, con variedades de estilo y calidades, dependiendo de pericia, materiales y circunstancias. Incluso algunos de los galardonados ordenaron privadamente con excelentes joyeros sus preseas con especial lujo. Se calcula en un mil los miembros de la Orden de los Libertadores, pero apenas se conoce de la existencia de medio centenar de medallas. Es posible que se haya decretado el honor a algunos oficiales pero sin que se llegara a materializar la entrega de la joya. Igualmente, muchas debieron desaparecer en el transcurso del tiempo por el valor del metal de que estaban hechas y en virtud de las penurias de sus poseedores.
Solamente conocemos una fuente primaria que nos habla del otorgamiento de las primeras medallas de la Orden de los Libertadores; y esa memorable ocasión ocurrió en nuestra Valencia, es un episodio casi desconocido para la historiografía venezolana.
Era octubre de 1813, tiempos de la Guerra a Muerte y de la Campaña Admirable. Se combatía ferozmente en la región central del país, donde Bolívar mandaba una fuerza de jóvenes militares de Venezuela y Nueva Granada. Entre estos últimos se encontraban Antonio Ricaurte, Atanasio Girardot, Luciano Deluyar y un mozalbete hecho hombre en la guerra, de unos 17 años llamado José María Ortega y Nariño, sobrino del precursor de la independencia neogranadina Antonio Nariño.
Muere Girardot ganando los patriotas en Bárbula y a los pocos días sucede la batalla de Trincheras, donde son aplastados los realistas de Monteverde, quien con un tiro en la cara se refugia en Puerto Cabello.
Cuenta Ortega en su autobiografía que luego de la victoria de Trincheras (3 de octubre de 1813) , el Libertador ascendió a sus más notables oficiales y entre esos se contó el joven José María que recibió la jerarquía de teniente coronel efectivo, con sus 17 años y se le concedió un descanso de 3 días en Valencia. Pero leamos al propio Ortega:
“ el Libertador que acababa de instituir la orden militar de Libertadores de Venezuela había dispuesto que se acuñaran las medallas que debían distribuirse al Ejército, encargando a Caracas que las primeras que estuvieran concluidas se la remitieron a Valencia donde tenía su cuartel general. Bolívar se encontraba de visita en la casa del señor Fernando Párraga, cuando entró Ortega con el mismo objeto y a poco rato llegó un oficial con un cajoncito en donde estaban las estrellas con los nombres y grados de Simón Bolívar, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, Luciano Deluyar, José María Ortega y dos más cuyos nombres no recordamos. Bolívar pidió una cinta amarilla a la Srta. Mercedes Párraga y le rogó que con ella colocará en el ojal de su casaca la estrella que le pertenecía. Ella infirió en el momento qué igual demostración tenía que hacer al oficial que la visitaba y en el momento en que le indicó Bolívar que lo hiciera con emoción para ella desconocida tomó la cinta cumpliendo con el doble de ver el del amor más puro y el de una delicada condescendencia.”
Semanas antes el joven Ortega había conocido a la niña Mercedes Párraga, de lo más distinguido de la sociedad valenciana, hija de un rico hacendado de Guacara. Aquello fue un amor a primera vista. Y Ortega manifestó su intención de casarse con Mercedes. Hasta dentro de la más horrible guerra florece el amor.
Casi dos meses después, el 23 de noviembre, nuevamente Bolívar y Ortega están luchando hombro con hombro en Vigirima en el combate más largo de toda la guerra (3 días de fuego). Ortega como militar en guerra, no podía casarse sin autorización. En un momento del combate El Libertador llama al muchacho y le dice:
-Si de esta noche salimos vivos, usted se podrá casar dentro de cuatro días.
Las tropas patriotas triunfan y el 28 de noviembre Simón Bolívar lleva de la mano a la joven Mercedes Párraga a desposarse con el gallardo teniente coronel José María Ortega y Nariño, quien la recibe como esposa en la Iglesia Matriz de Valencia (hoy Catedral), en ceremonia oficiada por el Arzobispo de Caracas. En la suntuosa residencia de los Párraga es la fiesta, que a las dos de la mañana es suspendida por el Libertador, quien ordena que al día siguiente los militares se trasladen a Puerto Cabello a combatir.